AUTOR: Mariana Leñero Solar
EDADES: 7 años a adolescentes 1ro. de primaria a secundaria
ÁREAS
- Desarrollo matemáticas
- Operaciones
- Resolución de problemas
- Atención y control de impulsos
ESTRATEGIAS:
1. ¿Practicar, enseñar o evaluar?
Presentar al chico una lista de problemas y/o de operaciones para resolver no puede considerarse una forma de aprender. Más allá de que pueda ser un técnica de automatización, provoca ansiedad que lleva a la impulsividad y distracción (“Uy, son demasiadas, no las voy acabar”. "No supe la primera, seguro no sabré las demás"…). Muéstrenle sólo una operación o sólo un problema y continúen con la siguiente estrategia:
2. Veo mis avances, me motivo y alcanzo la meta:
En la lista de operaciones o problemas, tapen todas y sólo muestren una o las primeras tres. Practiquen las primera junto con el niño corroborando que entiende el procedimiento y sabe qué hacer; realicen la segunda con menos ayuda y la tercera, déjenlo hacerla solo. Cada vez que terminan una, inviítenlo a poner una marca motivacional que representa que pasaron a otro nivel. Si es necesario, hagan una gráfica sencilla en papel o usen un dibujo de conectar números o iluminar, en donde cada vez que terminan una operación, realizan una acción.
3. Identifico y marco, código de colores.
Para ayudarlos con los problemas de distracción, utilicen colores o marcas para identificar, en una lista, los diferentes tipos de operaciones que tienen que hacer antes de comenzar a llevarlas a cabo. La instrucción sería: marquemos con rojo todas las operaciones que son suma, con verde todas las restas…. O bien, marquemos con rojo la primera palabra clave de este problema con rojo, luego con verde la segunda, y así sucesivamente. Posteriormente, lo podrán hacer ellos solos siguiendo los colores.
4. ¿Qué quiero evaluar?
Si quiero evaluar cómo realiza la operación, evalúo la operación, pero si quiero evaluar si sabe el procedimiento, pongo atención en el procedimiento que realiza el chico. Por ejemplo, que el error está en el resultado por un problema de distracción, pero el procedimiento es el adecuado, reconozcan en el niño el haber sabido el procedimiento y motívenlo a revisar de nuevo los números que escribió o eligió. Háganlo consciente de que esto le llega a suceder y que siempre debe revisar ambas cosas.
5. Ayuden sin poner trampas.
Si están revisando si sabe sumar y restar o está aprendiendo una operación, es mejor que aclaren con el niño cuáles son las operaciones que van a practicar, sin tener que ponerlas combinadas como prueba de su atención. Al facilitarle que dirija su energía a resolver las operaciones más que a controlar su atención, se promueve el éxito. Ayúdenlo sin poner “trampas”, que en otros niños son beneficiosas, pero en estos casos no lo son.
6. Hojas especiales son mis nuevos compañeros de clase.
Dediquen tiempo para crear hojas especiales y personales con estrategias para enfrentar retos matemáticos: Por ejemplo, hojas de rayas con colores, cuadriculas o con líneas adicionales de soporte para evitar problemas para alinear las operaciones. Para personalizar las hojas, es posible usar variedad de estrategias como decidir que las líneas o los cuadros rojos sean las unidades, las azules las decenas o que tengan una nota del lado derecho de los pasos que hay que seguir al hacer un problema o que haya espacios recortados para que sólo tenga a la vista la operación que va a hacer, entre otras.
Soliciten en la escuela que le permitan utilizarlas dentro de su salón e, inclusive, que comparta la estrategia con otros compañeros para que en vez de sentir que es algo que hay que esconder, sea algo que se puede compartir.
7. La computadora me ayuda.
Utilicen programas de computadora para practicar diferentes operaciones, y preséntelos como juegos. Es una realidad que las computadoras son un recurso imprescindible y hacen más divertida la práctica y el aprendizaje de las matemáticas, además de que promueve la atención porque los estímulos cambian rápidamente.
8. Lo veo y lo manipulo, lo aprendo.
Acompañen las operaciones con representaciones gráficas en todos los grados: con barras, gráficos circulares o lineales, diagramas, para que al tenerlos a la vista les sea más fácil ver la relación. Utilicen objetos y repártanlos, sumen o resten para asociarlos con la vida cotidiana. Quizás, algunos no estarán de acuerdo conmigo en este consejo, y también lo he escuchado con algunos pacientes: "no todo se puede explicar con dibujos, me lo tengo que aprender así no más". Y sí, efectivamente, puede suceder que eso sea necesario y decidan no explicarlo con materiales concretos, sino dar estrategias de simple memorización.
9. Tengo mi “acordeón” y lo uso cuando se necesita.
Muchos chicos han pasado semanas, si no es que años, intentando aprenderse las tablas de multiplicar o ciertas operaciones básicas y no lo logran. Si el padre o el maestro sólo se enfoca en que eso es lo que debe saber hacer para tener éxito, se olvida de todos los demás conocimientos que se adquieren a la par. Para un ejercicio que queremos que aprenda, es necesario decidir si es un conocimiento nuevo o si es un problema anterior. Ofrezcan material de apoyo que tenga las tablas escritas o un procedimiento a seguir sin preocuparse de que no está practicando matemáticas.
Este "acordeón" u hoja de repaso puede contener los pasos o procedimientos que debe seguir en una computación complicada o al hacer uso de la calculadora.
10. Los 4 pasos para resolver problemas matemáticos.
Trabajen con el chico en cómo debe seguir los pasos para hacer un problema más que en el problema en sí. Al entender los pasos para resolverlo, le será más fácil resolverlo. Por ejemplo:
1. Lee el problema con cuidado. Asegúrate de entender cuál es exactamente la pregunta sin confundirte con palabras tramposas que te hacen elegir una operación que no es.
2. Crea un plan para resolver el problema. Elige qué fórmulas vas a usar y luego, ponlas en el orden en que las vas a llevar acabo.
3. Concéntrate en cada paso de forma individual y no lo hagas apresuradamente.10 estrategias de matemáticas y TDAH
4. Siempre revisa que los números estén correctos de acuerdo a lo que dice el problema, y que la operación no tiene error de cómputo. Y hazte la siguiente pregunta: ¿la respuesta es lógica con la pregunta y el problema?. Si no, repite los pasos de nuevo.